A un año de la Ley de Cultura (entre otras)
Luis Barragán
Noticiero Digital tuvo la amabilidad de recoger nuestros modestos
aportes, antes, durante e inmediatamente después de sancionada la Ley
Orgánica de Cultura. Un año después, el tiempo le dio la razón a la
bancada opositora, porque – además – no ha sido promulgada o devuelta
por el Ejecutivo Nacional, atolondradamente aprobada por el oficialismo
en apenas dos sesiones que daban término al primer período de 2013.
Algún día contaremos las distintas vicisitudes de la discusión del
otrora proyecto, incluyendo circunstancias como el despojo de la
presidencia de la Comisión Permanente de Cultura que estuvo bajo la
responsabilidad del diputado Miguel Ángel Rodríguez, la contribución de
la comunidad cultural opositora, como el desarrollo mismo de la
discusión en la plenaria. Por lo pronto, agradecemos dos referencias
contrastantes: la firme, decidida, oportuna y solidaria cooperación que
nos brindó Nicomedes Febres Luces, huérfano de toda vanidad, y, aunque
parezca extraño, a pesar de las evidentes diferencias políticas e
ideológicas, el convencimiento, franqueza y carácter de una adversaria
difícil como la diputada Gladys Requena, aventajada por la referida
presidencia – otrora provisional - que le tocó ejercer.
Apenas dos sesiones, las del 6 y 13 de agosto de 2014, bastaron para que
la mayoría gubernamental impusiese la que denominamos la Ley del
Monopolio Estatal de la Cultura, omitiendo todas las observaciones y
propuestas aportadas por la bancada opositora, incluso, con sobrada
antelación. El partido de gobierno claramente improvisó y se apresuró a
aprobar una ley exclusivamente consultada con sus militantes, a pesar de
nuestra solicitud para extender el plazo y ampliar la participación,
como consta en un medio gubernamental que, por casualidad, consideró
algunos de nuestros reparos (Correo del Orinoco, Caracas, 08/08/2013).
Después de un año, apuntemos, por una parte, que todavía atentando
contra las libertades culturales, la señalada ley luce muy mala para los
propias conveniencias e intereses del gobierno nacional, incluyendo la
creación de un fondo cultural huérfano de convincentes mecanismos de
control, capaz de apuntalar la crisis que lo aqueja en torno al enorme
despilfarro de recursos tan propicios para la corrupción. Por otra,
indica una pugna de las camarillas burocráticas que burlan las propias
elaboraciones de sus diputados, por no mencionar que Nicolás Maduro no
asume plenamente sus responsabilidades de Estado al promulgar o devolver
oportunamente las leyes sometidas a su consideración. Luego, se dirá
que constituye una ventaja la de no contar con una normativa precisa en
el ámbito cultural para propios y extraños; empero, esa orfandad es lo
que permite la gigantesca demagogia que ha propiciado un semejante
deterioro en el ámbito cultural, parejo al derroche y al panfleto.
Semejante suerte a la de la Ley Orgánica de Cultura, corren la Ley para
el Desarrollo y la Creación Artesanal, el Código Orgánico
Penitenciario, la Ley Especial sobre el Hurto y Robo de Vehículos y la
Ley que Regula la Compra y Venta de Vehículos Automotores Nuevos y
Usados. Ésta última, por ejemplo, fue sancionada por consenso
asambleario: significa que ni el consenso genera la confianza del
Ejecutivo, acaso desconfiando propiamente del trabajo que hace la misma
bancada oficialista.
Ya sancionadas y a la espera de la promulgación por la junta directiva
de la Asamblea Nacional, las citadas materias no pueden ser objeto de la
habilitante. El Presidente de la República no puede ya emitir sendos
decretos leyes al respecto, pero sí intentar explicarse al omitir una
responsabilidad que es de Estado, porque – simplemente - ha debido
devolverlas o promulgarlas.
Fuente:
http://www.noticierodigital.com/2014/08/a-un-ano-de-la-ley-de-cultura-entre-otras/
Cfr.
http://enoriente.com/canales/yvn/40685-cr%C3%B3nica-parlamentaria-la-%E2%80%9Cterrible-gesti%C3%B3n%E2%80%9D-de-la-an
miércoles, 20 de agosto de 2014
miércoles, 13 de agosto de 2014
DE LA IRRESPONSABILIDAD GUBERNAMENTAL
Luis Barragán
Indicó el diputado Barragán que
el aniversario de la sanción de la citada ley revela varias circunstancias:
“Por una parte, aún atentando contra las libertades culturales, luce muy mala
para los propias conveniencias e intereses del gobierno nacional, incluyendo la
creación de un fondo cultural huérfano de convincentes mecanismos de control,
capaz de apuntalar la crisis que lo aqueja en torno al enorme despilfarro de
recursos tan propicio para la corrupción. Por otra, indica una pugna de las camarillas
burocráticas que burlan las propias elaboraciones de sus diputados, por no
mencionar que Nicolás Maduro no asume plenamente sus responsabilidades de
Estado al promulgar o devolver oportunamente las leyes sometidas a su
consideración. Luego, se dice que constituye una ventaja la de no contar con
una normativa precisa en el ámbito cultural para propios y extraños; empero,
esa orfandad es lo que permite la gigantesca demagogia que ha propiciado un
semejante deterioro en el ámbito cultural, parejo al derroche y al
panfletarismo”.
A un año de la Ley de Cultura, Nicolás Maduro faltó a una
responsabilidad que es de Estado
Cumpliendo hoy, 13 de agosto, un
año de sancionada la Ley Orgánica de Cultura, el diputado Luis Barragán, por
entonces vocero de la oposición en la materia, señala “el asombroso limbo en el
que se encuentra el instrumento que no fue devuelto ni promulgado por el Ejecutivo
Nacional, como debió luego hacerlo la junta directiva de la Asamblea Nacional
de acuerdo con el artículo 216 de la vigente Constitución de la República,
transcurrido un tiempo holgado para ello”.
Recordó el parlamentario que la
discusión de una normativa tan compleja y de carácter orgánico, fue agotada en
una semana: “Apenas dos sesiones, las del 6 y 13 de agosto de 2014, bastaron para
que la mayoría gubernamental impusiese la que denominamos la Ley del Monopolio
Estatal de la Cultura, omitiendo todas las observaciones y propuestas aportadas
por la bancada opositora, incluso, con sobrada antelación cuando la Comisión
Permanente de Cultura la encabezó el diputado Miguel Ángel Rodríguez, quien fue
injustamente despojado de la presidencia. El partido de gobierno evidentemente
se apresuró a aprobar una ley exclusivamente consultada con sus militantes, a
pesar de nuestra solicitud para extender el plazo y ampliar la participación”.
Llama la atención sobre una
similar situación para otras leyes sancionadas, pero no promulgadas o devueltas
por el Presidente de la República, como la Ley para el Desarrollo y la Creación Artesanal, el Código
Orgánico Penitenciario, la Ley Especial sobre el Hurto y Robo de Vehículos y la
Ley que Regula la Compra y Venta de Vehículos Automotores Nuevos y Usados:
“Ésta última, por ejemplo, fue sancionada por consenso de los parlamentarios,
como recientemente la Ley Orgánica de Recreación a la que debemos hacer el
seguimiento correspondiente para que no tenga igual destino. Significa que ni
el consenso genera la confianza del Ejecutivo, acaso desconfiando propiamente
del trabajo que hace la misma bancada oficialista
Igualmente precisó que “ya sancionadas y a la
espera de la promulgación por la junta directiva de la Asamblea Nacional, las
citadas materias no pueden ser objeto de la habilitante. El Presidente de la
República no puede ya emitir sendos decretos leyes al respecto, pero sí
intentar explicarse al omitir una responsabilidad que es de Estado”.
Finalmente, el diputado Barragán, miembro de la
Movida Parlamentaria, dijo: “Abierta ayer la convocatoria para el Congreso
Ciudadano, las comunidades culturales libremente podrán plantear también sus
problemas. Y, por ello, las invitamos a participar en las Asambleas de
Ciudadanos que seleccionarán a sus representantes para el Congreso, a objeto de
enriquecer el debate sobre la emergencia cultural que nos agobia, gracias a la opresiva
hegemonía que ejerce el Estado”.
Fuentes:
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